25 de abril de 2011
Mi buen amigo y colega en CIRSA, Eduardo Antoja , dice que sólo por esa frase ya vale la pena mi libro Innovación (pág.173).
Sí, creo que a menudo hay que olvidar lo que uno ha aprendido. A veces hay que admitir que uno se ha equivocado. Se necesita una goma de borrar. Vivimos en un mundo que parece una montaña rusa, donde los éxitos más rotundos preceden a los fracasos más sonoros.
¿Por qué las empresas dejan de ser competitivas y un día cierran? Porque sus fórmulas de enfocar los mercados, de fidelizar y ganar clientes, sus competencias diferenciadas, llegan un día en que son ineficaces. ¿Se han estado equivocando en los últimos años? No. Pero ahora siguen aferrándose al pasado, aplicando fórmulas obsoletas, que fueron correctas en su día en otro entorno.
Por tanto, en múltiples ocasiones el mayor obstáculo contra la innovación está en directivos y colaboradores que son incapaces de sacarse de su mente las ideas que les han dado el éxito hasta hace bien poco.
Ese es el equilibrio que debemos lograr entre el foco en la productividad y el rendimiento en los productos y tecnologías actuales (la explotación) y la innovación en nuevas tecnologías y productos (la exploración). Si no lo logramos, puede llegar a impedirnos captar la aparición de una tecnología disruptiva que cambie las reglas del juego en nuestro sector.
Recuerdo como Bill Gates afirmó en 1995 que Internet sería una moda pasajera y relativamente inútil. En su favor, su reacción rápida al darse cuenta de su error, que le ha permitido generar nuevos negocios no sólo basados en Internet, sino en el mundo del móvil, de los videojuegos y del entretenimiento en el hogar. Sin embargo en su contra, sufre aún la amenaza de Google – una empresa minúscula frente a Microsoft en sus inicios- que le ha impuesto y le sigue pasando factura a la cotización de sus acciones.
Un punto de vista similar tiene Xavier Marcet, otro buen amigo, cuyo blog tiene un apartado dedicado a la innovación que le recomiendo lea a menudo http://www.xaviermarcet.com/search/label/innovaci%C3%B3 , cuando afirma en su libro:
“El cementerio de empresas está lleno de empresas que tuvieron éxito. Pero los éxitos pasados no garantizan los éxitos en el futuro. Nos creemos que la experiencia acumulada nos da derecho a tregua y nos equivocamos. De ahí que la innovación no sea un capricho, sino la forma más prudente de buscar constantemente una relación competitiva con el entorno. Liderar proyectos, tomar decisiones empresariales, requiere la capacidad de escuchar, la humildad de aprender y la valentía de volver a arriesgarse” . [1]
Sí, creo que a menudo hay que olvidar lo que uno ha aprendido. A veces hay que admitir que uno se ha equivocado. Se necesita una goma de borrar. Vivimos en un mundo que parece una montaña rusa, donde los éxitos más rotundos preceden a los fracasos más sonoros.
¿Por qué las empresas dejan de ser competitivas y un día cierran? Porque sus fórmulas de enfocar los mercados, de fidelizar y ganar clientes, sus competencias diferenciadas, llegan un día en que son ineficaces. ¿Se han estado equivocando en los últimos años? No. Pero ahora siguen aferrándose al pasado, aplicando fórmulas obsoletas, que fueron correctas en su día en otro entorno.
Por tanto, en múltiples ocasiones el mayor obstáculo contra la innovación está en directivos y colaboradores que son incapaces de sacarse de su mente las ideas que les han dado el éxito hasta hace bien poco.
Ese es el equilibrio que debemos lograr entre el foco en la productividad y el rendimiento en los productos y tecnologías actuales (la explotación) y la innovación en nuevas tecnologías y productos (la exploración). Si no lo logramos, puede llegar a impedirnos captar la aparición de una tecnología disruptiva que cambie las reglas del juego en nuestro sector.
Recuerdo como Bill Gates afirmó en 1995 que Internet sería una moda pasajera y relativamente inútil. En su favor, su reacción rápida al darse cuenta de su error, que le ha permitido generar nuevos negocios no sólo basados en Internet, sino en el mundo del móvil, de los videojuegos y del entretenimiento en el hogar. Sin embargo en su contra, sufre aún la amenaza de Google – una empresa minúscula frente a Microsoft en sus inicios- que le ha impuesto y le sigue pasando factura a la cotización de sus acciones.
Un punto de vista similar tiene Xavier Marcet, otro buen amigo, cuyo blog tiene un apartado dedicado a la innovación que le recomiendo lea a menudo http://www.xaviermarcet.com/search/label/innovaci%C3%B3 , cuando afirma en su libro:
“El cementerio de empresas está lleno de empresas que tuvieron éxito. Pero los éxitos pasados no garantizan los éxitos en el futuro. Nos creemos que la experiencia acumulada nos da derecho a tregua y nos equivocamos. De ahí que la innovación no sea un capricho, sino la forma más prudente de buscar constantemente una relación competitiva con el entorno. Liderar proyectos, tomar decisiones empresariales, requiere la capacidad de escuchar, la humildad de aprender y la valentía de volver a arriesgarse” . [1]
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