Para que un grupo de personas se transforme en un equipo encaminado en la búsqueda y ejecución de proyectos innovadores, que agreguen valor al futuro de la empresa, es necesario que se tenga claridad del punto de partida y hacia dónde se dirigen como organización. Si la organización no tiene claridad de su futuro y de los retos que este impone, es probable que su gente se refugie en contextos de comodidad que erosionan el potencial de crecimiento y estancan el desempeño. Parece algo de Perogrullo, pero si la gerencia no tiene capacidad de comunicar un destino y articular su gente para alcanzarlo, puede tener la seguridad de que la organización no responderá con iniciativas ni esfuerzo que den aliento a mediano y largo plazo.
Aunque puede apreciarse como una digresión, vale referir cómo muchas empresas del estado venezolano sufren de una especie de síndrome de futuro difuso, debido a la multiplicidad de misiones y visiones que le impone la dinámica política e ideológica de sus directivos que, aunado al exceso de regulaciones, van cultivando un contexto que termina por desdibujar en su gente los propósitos esenciales de esas organizaciones, desmotivar el profesionalismo y esterilizar el gran potencial innovador de sus trabajadores a todos los niveles.
Sin el compromiso y la claridad de visión de la gerencia no es posible alentar ni encaminar el potencial innovador de las organizaciones y menos el de aprovechar también las ventajas de contribución que existen en el entorno. En el seno de las organizaciones hay tan buenas ideas como fuera de ellas, y depende de la claridad de propósitos la capacidad de movilizarlos y articularlos para iniciativas de mejora y de innovación que fortalezcan la posición de la empresa y cultiven las ventajas que exige su futuro. Sin visiones movilizadoras de futuro mejor y creíble, las organizaciones comienzan a crear muros internos y a su alrededor que bloquean los procesos creativos y el trabajo colaborativo, elementos esenciales en los procesos de innovación.
Es, entonces, responsabilidad de la gerencia comunicar un destino creíble y retador, como punto de partida, para que luego pueda lograr de su gente la mejor y continua contribución con un sinnúmero de iniciativas de mejora y de cambio para llegar a ese destino, creándose de esa manera el contexto para el impulso de la innovación. En ese contexto surgirán mejores planes estratégicos, con los objetivos y los indicadores para medir cuánto se avanza en el camino.
Comunicar y articular una visión retadora y creíble del futuro de la empresa tiene muchas ventajas para la organización y por ello esto debe ser reforzado continuamente. Entre las ventajas que se pueden lograr están, i) Contar con una masa crítica que comparte un destino común y que tendrá mayor compromiso y dedicación para aceptar y manejar los retos, las dificultades y los cambios a los que invita la visión de futuro; ii) Hacer sentir empoderada a su gente para dar su mejor contribución según sus habilidades y conocimientos en cuanto tienen mayor claridad de los retos que se enfrentan; y iii) Impulsar la creatividad y la disciplina para aprovechar mejor las ideas pertinentes sin importar si su origen es interno o externo a la empresa. En esa especie de ecosistema innovador la organización tendrá mejor disposición a derrumbar los muros departamentales y encontrar rutas y sortear obstáculos para aprovechar el potencial innovador existente en el seno y fuera de la empresa.
Es responsabilidad de la gerencia inspirar a los hombres y las mujeres de sus organizaciones a convertirse en apasionados para encontrar las rutas innovadoras para el éxito.
Excelente. Lo que planteas en tu artículo es una gran realidad, difícilmente se puede lograr un objetivo del cual no se esta claro y más difícil lo es si formas parte de un equipo del cual no conoces su misión y visión
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