lunes, 26 de julio de 2010

La gestión del fracaso

En el año 2003 Henry Chesbrough acuñó un concepto que nutrió las estrategias de Innovación en las organizaciones, invitándolas a abrirse al exterior para encontrar nuevas formas o ideas para el desarrollo de productos y servicios, para mejorar sus procesos y hasta para crear nuevos modelos de negocios. A ese proceso natural que ya ocurría en muchas organizaciones le llamó "Open Innovation".

En lugar de encerrarse en sí mismas para encontrar fuentes de mejoras invita a que las organizaciones consideren la alternativa de desarrollar contextos colaborativos con terceros, sean estos otras empresas, firmas de ingeniería, centros de investigación, universidades, especialistas, etc. en función de encontrar la mejor respuesta posible a los objetivos de la organización y a las estrategias para lograrlos, por supuesto que estableciendo acuerdos claros para resguardar la confidencialidad y gestionar adecuadamente los asuntos referentes a los derechos de propiedad intelectual.

En torno a la importancia de crear anbientes favorables a los procesos  de innovación, Chesbrough advierte la necesidad de reflexionar sobre los valores de la gerencia pues en muchos casos a los directivos les encanta hablar de innovación pero en el día a día son pésimos gestores del riesgo y del fracaso.

"Una forma es distinguir entre fracaso y error. El fracaso es una consecuencia natural de experimentar, ayuda a aprender. Un error es repetir algo que ya se ha hecho antes y de lo que no se ha aprendido. Para que los directivos abracen la innovación debemos castigar los errores y promover el fracaso, relacionarlo con el aprendizaje" dice Chesbrough. Agrego que, a mi juicio, la gerencia es más proclive a la tolerancia de los errores que del fracaso, porque en los primeros tiene gran responsabilidad, forman parte de sus áreas de confort o el resultado de sus decisiones anteriores.

Pero antes de iniciarse con esa estrategia "de moda" de open innovation, el mismo Chesbrough nos recomienda el camino de la sensatez. Antes de abrirse al exterior hay que abrir internamente el espacio a las ideas y a las iniciativas de mejora. Desarrollar un listado de necesidades sobre la base de lo que no funciona bien o lo que restringe el cumplimiento de los objetivos de la organización y el desarrollo de competencias claves, y compartirlas con toda su gente, ganándola para ofrecer ideas, y que cada persona de la empresa sienta que tiene la oportunidad de participar y promover ideas y proyectos innovadores que impúlsen el desarrollo de la empresa, reforzando además el entusiasmo responsable con la mejora permanente.

Aprendamos a gestionar el fracaso como fuente para la innovación y las mejoras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario