domingo, 28 de febrero de 2010

Innovación en el servicio de agua


Los caraqueños hemos estado viviendo restricciones crecientes en los servicios públicos y especialmente en el servicio de agua. Las limitaciones de Caracas al acceso de fuentes de agua requiere de especialistas y de implantación de nuevas tecnologías que permitan optimizar la gestión, en todos los procesos de su cadena productiva, es decir, desde la producción (embalses) hasta la distribución final y muy importante, el proceso de reciclaje o re-utilización.
Se conoce la experiencia exitosa de empresas de agua en Colombia, en España, en Francia, solo por mencionar algunas, en las que la gestión está enfocada a la prestación de un servicio de la mejor calidad posible y en crear organizaciones especializadas en desarrollar soluciones sobre la base de innovaciones y de mejoras continuas. Son organizaciones de servicio que se han convertido en referentes por su vocación de servicio y por el profesionalismo.  En ellas no hay cabida para la burda política y menos para la ideologización, factores que erosionan generalmente la gestión de las empresas del Estado en Venezuela, particularmente porque son manejadas como empresas del gobierno y no de todos los venezolanos, en las que la obsesión ideológica las penetra como una expansión viral, a todos sus niveles y responsabilidades, desincentivando la dedicación de su personal y la generación de ideas y de mejoras.  
Los venezolanos debemos exigir que las empresas hidrológicas centren sus actividades en la gestión integral del agua, ese recurso tan preciado, de una forma absolutamente profesional y con vocación de servicio al usuario, enfocadas a la gestión del ciclo integral del servicio del agua buscando siempre la optimización eficiente de los recursos hídricos, desde el abastecimiento hasta el tratamiento, la distribución y la re-utilización, cumpliendo con las más estrictas normas de sanidad y de calidad de las aguas servidas.
Esos objetivos requieren de organizaciones abiertas al conocimiento, del concurso de especialistas de múltiples profesiones, de profesionales y técnicos del país y del exterior, pues las fuentes de soluciones están en todos los ámbitos y es necesario estar monitoreando y capitalizando los mejores conocimientos, experiencias y tecnologías donde ellas surjan, creando de esta manera contextos que incentiven la innovación y las mejoras en forma sostenible.
Las empresas hidrológicas tienen en teoría la gran oportunidad de irse transformando en empresas dedicadas al servicio a los ciudadanos, profesionalizadas, descentralizadas, buscando el uso más racional del agua, modernizando la gestión del abastecimiento, aprovechando las nuevas tecnologías de purificación y tratamiento de aguas, de telectura, de supervisión y control automatizados que facilitan mejorar los rendimientos del agua disponible y garanticen la expansión futura del servicio. 
Esa oportunidad seguirá siendo teórica hasta cuando se desplace de la conducción de esas empresas la gestión politizada y mediatizada por mezquinos intereses de partido o de grupos de presión. Será teórica hasta cuando dejen de ser empresas del gobierno a ser, al menos, empresas del Estado con tantas opciones creativas de gestión que pueden impulsarse. 

jueves, 18 de febrero de 2010

La economía del esfuerzo inteligente -Xavier Marcet-


La economía del esfuerzo inteligente

17 febrer 2010
Salir de la crisis no es simplemente constatar indicadores de macroeconomía, es un camino individual, que atañe a cada profesional y a cada empresa. Bien es cierto que hay todavía quién no se entera porque no se quiere enterar, pero es tiempo de esfuerzos personales y colectivos. A las empresas no les va a resolver su problema ningún gobierno, ni a los parados les va a encontrar nadie trabajo, sin una alta dosis de esfuerzo personal y corporativo. Pretender que los gobiernos van a resolver por sí solos los problemas de cada parado y cada empresa es demagogia hueca y populismo en busca de titular de periódico. Lo único cierto es que el camino para resolver la crisis es un itinerario personal en un contexto que, eso sí, los gobiernos deben procurar que sea lo menos adverso posible. Creo que una vez pasada la borrachera de la economía especulativa que enriqueció a muchos y acostumbró a muchos particulares, empresas y administraciones al deporte de estirar más el brazo que la manga, ha llegado la hora de la economía del esfuerzo.


¿Qué entiendo por economía del esfuerzo inteligente?


1. Resaltar el esfuerzo individual, de cada empresa y de cada persona, a la hora de buscar soluciones a la crisis.


2. Exigir a los gobiernos la construcción de contextos de seriedad, de transparencia y de ejemplo a la hora de tomar decisiones de esfuerzo compartido. Exigir liderazgos acordes a un tiempo en que toca pedalear cuesta arriba y decir las cosas por su nombre.


3. El esfuerzo implica más intensidad (intensidad en esfuerzo comercial, en calidad, en atención al cliente o al usuario, intensidad en compromiso, intensidad en horas de trabajo).


4. El esfuerzo supone más comprensión ante la necesidad de cambios inexorables (renunciar a una parte de intereses personales y corporativos para permitir proyectos viables en el contexto actual), esfuerzo es no encerrarse en corporativismos trasnochados para mantener privilegios profundamente insolidarios.


5. La economía del esfuerzo inteligente es la economía de la innovación, porqué innovar lo es todo menos fácil, rompe inercias, altera intereses internos, cambia pautas de mercados.


6. Es la economía que se basa en nuestro esfuerzo por aprender y especialmente por desaprender (el mayor esfuerzo es desaprender, cambiar en las pautas personales). Es el esfuerzo de ceder el paso al talento.


7. El esfuerzo inteligente es contribuir al contexto positivamente. Es esforzarse por aportar soluciones y no simplemente elaborar el DAFO de la catástrofe. Es esforzarse por encontrar la salida más que patalear porque la fiesta se acabó. Es esforzarse en pensar estratégicamente y esforzarse en pensar en grande.


8. Es la economía de la solidaridad. Esforzarnos y compartir con aquellos que tienen menos posibilidades, especialmente con aquellos que a pesar de tener menos posibilidades también expresan esfuerzo personal y compromiso en superar adversidades.


9. Es no poner palos en las ruedas de los que construyen. Es respetar a los que emprenden y preservar a los que arriesgan, especialmente cuando suena la hora del fracaso. Es aplaudir a los que vuelven a levantarse. Es bajar el altavoz de los que simplemente viven del cuento, del paraguas corporativista, de la crítica destructiva o de la especulación. Esos no suman.


10. Es creer en nuestras posibilidades y esforzarnos en jugar nuestras cartas inteligentemente. Es mantener la ilusión y contagiarla. Es optimismo esforzado